En primer lugar, es importante saber detectar algunas señales de riesgo como cambios de humor si en un momento dado se restringe el uso, cambios emocionales repentinos o utilización del móvil en sitios inadecuados o a deshoras. Estos serían solo algunos indicadores que podrían hacernos pensar que hay una mala gestión en el uso de las nuevas tecnologías.

Una vez detectadas estas señales de riesgo, se puede empezar a trabajar sobre una mayor conciencia de las consecuencias que esta situación acarrea. Por ejemplo, aislamiento, problemas de sueño, conflictos familiares, entre otros.

La intervención en estas conductas se caracteriza por ser una intervención familiar, analizando qué cambios se pueden llevar a cabo de forma común y elaborando las emociones que esta situación está generando en todos los que están implicados de alguna manera en esta situación.